Salvando ultimísimas y variopintas adversidades iniciamos el paseo en bici de este més con un combinado de rodaje a motor y 9 pares de pedales. A nuestra llegada al pueblo de Gallocanta nos recibe un aliviadero estomacal, con estimulantes energéticos varios y JORGE un ilustrado y encantador Guía que nos va acompañar, del Programa de Educación Ambiental de la red de Centros de Interpretación de los Espacios Naturales Protegidos de Aragón.
Nada más llegar nos informa de que somos una primicia en este tipo de visitas guiadas, pues va a ser la primera vez que se haga en bicicleta y por la ruta circular completa de la Laguna de Gallocanta. Reconocemos con orgullo que la Tertulia Albada cuenta en su haber con gran cantidad de “primicias”.
La temperatura a la salida es un tanto fresca pero agradable, cuando pedaleamos. La panorámica nada más empezar es preciosa tanto de la laguna repleta de agua, como de los campos del entorno, verdes y limpios como de domingo. Jorge nos pone al tanto de una manera natural y didáctica del existir y características de la Laguna, así como las de la gran cantidad de vidas que alberga y promueve. Resulta impresionante algunos datos y nos lleva a reflexiones y alguna que otra comparación jocosa respecto a los humanos.
En cuanto a bichos, tenemos suerte y avistamos a un pequeño grupo de grullas despistadas y rezagadas de la manada, algunos pajarillos y unos cuantos buitres, además de los 9 gansos-as que formamos el pelotón
Seguimos nuestro camino de los 34 km, por terreno llano, con algunas remontadas desde donde disfrutamos de unas vistas en espejo super impresionantes. A mitad de camino llegamos al Centro de Interpretación, lo visitamos como buenos disciplinados que somos y tras ver un corto sobre el lugar, retornamos por la orilla contraria de la Laguna, hacia el punto de partida. A estas horas el sol se nos enfrenta con total y franco descaro, pero no logra vencer a la brisa que nos acompaña desde el principio, aunque eso sí un poco más debilitada.
A nuestra llegada nos espera un suculento menú con el que reponer fuerzas y brindar por la estupenda mañana que nos ha traído el horario de verano y este rincón tan singular de la naturaleza aragonesa.
Tras relajada sobremesa y pequeña siesta veraniega tumbados al sol, cuan lagartos satisfechos, hacemos a pie un pequeño reconocimiento del pueblo y ponemos los ruedas en polvorosa, de vuelta a casa. Así que ya estamos preparados para iniciar una nueva semana, con unos cuantas nuevas vivencias placenteras e interesantes.
